lunes, 2 de abril de 2018

La Luna


Cuatro luceros risueños
iluminaban la acera helada.
Desde un alto piso
contemplaban un mantón negro
con diamantes incrustado.
Los vecinos en la vereda
en esas cosas ya no se fijaban.
Una sombra blanca
adornaba la negrura.
- Millones valdría la luna!-.Y las perlas crujían a cada miga de pan.
- Llenaría la nada-.
-Llenaría las gradas-.
- Y comeríamos más crutones de pan-.

Estrellita  a estrellita,
soportados por los sueños,
fueron llegando (al vacío).
La escalera empezó a tambalear
al ver que se iban disipando
los materiales aguantones.
- ¿Dónde está la joya que valdría millones?-. Los niñitos llovían sobre el poblado.
Un cartel con cinta pegado:

“Lo siento,
estoy ocupada haciendo de musa de los artistas
y de consejera de los enamorados,
me he sumergido en el aullido de los lobos,
soy modelo de revista a tiempo completo,
soy un día de la semana.
No, no puedo atenderte, no.
¡Estoy fuera de servicio eternamente!
(Nos vemos mañana)”