martes, 4 de agosto de 2020

Mermelada de limón

Relato final del curso de prosa poética de Junio-Julio 2020.

Inspirado en Alismas de Esmeralda Berbel.

Gracias a Esmeralda, a Joana, a Joaquín, a Carolina, a Josep, a Julia, a Mar, a Rosa, a Salvador, a Sara, a Valentín y a Verónica por este aprendizaje.
 Sois increíbles, ¡Qué os acompañen las letras siempre!


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Lo único que se mantenía en pie era el limonero. Los arbustos de frambuesa, los arándanos... todos los frutos silvestres parecían querer alejarse de nuestra casa. Cuando era pequeñita la observaba sujetarse al marco de la ventana, en esas eternas noches de primavera. Vigilaba los arbustos para que no escaparan. Luego la llevaba en brazos, rendida por el sueño. Cuando el amanecer empezaba a inundar de rojo la pradera, se me anudaba la garganta despierta; Los arbustos habían vuelto a moverse, y el limonero estaba aún más frondoso.

La intenté acostumbrar de niña al sabor ácido del cítrico para que no sufriera igual. Y me pasaba tardes tristes llenando potes y potes de mermelada amarilla como la ausencia.

- Estos potes están vacíos, mamá. Déjame ir hasta el bosque a buscar sus verdaderos frutos-.

¿Y yo cómo se lo podía negar? Si al final me encantaba verla llegar con la cesta llena de vida. Y nos pasábamos tardes enteras preparando juntas cremas rojas, moradas y azules que endulzaban nuestros sentidos. Me embriagaba del rosado olor a fruta. Me hacía olvidar el veneno del limón.

En la decimosexta primavera trajo un chico de rostro limpio. En sus ojos bailaba la juventud al ritmo de la esperanza. Se querían tanto, que no temían alejarse hasta los confines del bosque. Siempre los veía regresar suspirando aliviada. Y sabía que se intercambiaban las moras con los labios y los arándanos entrelazando sus dedos. Hacia el anochecer volvía y me enseñaba su lengua multicolor. La abrazaba aún más fuerte. 
Un día que los últimos rayos de sol se agrsiaban engullidos por las nubes, llegó ella sola. Con una mano en el pecho casi se tambaleó hacia la puerta.

- Mamá, me sangra aquí. Sangre de limón-.

Ácido cayendo por su cuerpo. Y nunca antes la vi tan apegada al limonero, mordiendo limones y perdiendo los dientes. Dejando en su tronco la seña de un nuevo nombre.
No volvimos a ver frutas silvestres durante un largo tiempo. Y juntas pasamos tardes tristes llenando potes y potes de mermelada amarilla como la ausencia.