lunes, 28 de mayo de 2018

Orfeo y Eurídice


Y ya las liras se rompían

y ya sus labios se anudaban,

Un destello apagado

derritiendose sobre otro deseándolo.



Y ya los pájaros dormían,

Y ya los relojes se inmovilizaban.

Ella con el pie

ya casi traspasando el lago.



Y ya a Orfeo

la otra alma se le deslizaba

entre los brazos,

llevándose un trocito de la suya

sin consentimiento.



Adiós Eurídice.

Que conste que esto era parte de un trabajo de mitología para latín del trimestre pasado y mira, me ha gustado el resultado. 
Vivan las leyendas mitológicas y ya, que son inagotables. 

sábado, 12 de mayo de 2018

Muerto en 24


¡Qué típicas! ¡Qué caseras! ¡Qué calurosas son las campanas para la gente del pueblo! ¡Qué amigas! ¡Qué compañeras! ¡Qué puntuales! ¡Cómo ayudan a la multitud! ¡Cómo evitan retrasos!
Sí, pregúntaselo a cualquiera, el pueblo no es pueblo sin campanas igual que las cigüeñas no son cigüeñas sin campanario. Pero ¿Qué soy yo sin ellas? Alguien que deja que el tiempo corra más tranquilo, dejaría que los rayos del sol abrazaran más a los espíritus de la gente. Pero no, para mi pesan. Las campanas existen y existen cada hora . Cada hora un pelo más se me eriza,  un suspiro más al que añadir a la colección.
DING DONG DING DONG
Y mientras la gente mueve sus cabezas al son del tintineo yo le quito, temblando, un pétalo más a la flor. Cada grupo de campanas es una hora menos para mi muerte y yo lo sufro ¡Ay cómo lo sufro! ¡Qué hago caer alguna que otra hoja de los árboles por el miedo! ¡Que por ahí dejo que se pierda una risa! ¡O que alguien no se enamore! Pero no, los humanos no saben nada de eso y no lo tienen que saber porque yo soy súbdito de todo lo que hay en la tierra y si pueden disfrutar de las campanas de la plaza ¡Que disfruten de ellas!
DING DONG DING DONG
Esas, las de las doce, son las últimas que escucharé. Las últimas campanadas que anuncian mi muerte a todos, como si a mí me gustara que anunciaran en voz alta como me engullen. A mí nunca nadie me ha preguntado si quiero….
Veinticuatro, veinticuatro tintineos de dolor, veinticuatro tictacs de reloj, veinticuatro veces se mueve el agua y yo en esas veinticuatro lluevo, nievo, florezco…. Nacido para trabajar y muerto en veinticuatro.
DING DONG DING DONG
Ya llego tarde. Adiós amigos, espero que sea inolvidable para alguien, haberle cambiado la vida y que me recuerde porque yo solo existo una vez. Pero sobretodo espero que el que nacerá mañana os trate mejor que yo…

Y esas eran las últimas palabras del día al ser tragado por la noche