Y ya las liras se rompían
y ya sus labios se anudaban,
Un destello apagado
derritiendose sobre otro deseándolo.
Y ya los pájaros dormían,
Y ya los relojes se inmovilizaban.
Ella con el pie
ya casi traspasando el lago.
Y ya a Orfeo
la otra alma se le deslizaba
entre los brazos,
llevándose un trocito de la suya
sin consentimiento.
Adiós Eurídice.
y ya sus labios se anudaban,
Un destello apagado
derritiendose sobre otro deseándolo.
Y ya los pájaros dormían,
Y ya los relojes se inmovilizaban.
Ella con el pie
ya casi traspasando el lago.
Y ya a Orfeo
la otra alma se le deslizaba
entre los brazos,
llevándose un trocito de la suya
sin consentimiento.
Adiós Eurídice.
Que conste que esto era parte de un trabajo de mitología para latín del trimestre pasado y mira, me ha gustado el resultado.
Vivan las leyendas mitológicas y ya, que son inagotables.
Vivan las leyendas mitológicas y ya, que son inagotables.
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